UN LUGAR LLENO DE CANCIONES
Al final de la península de Nicoya, más allá de Cabo Blanco y del último camino, está el refugio de los desterrados, el potrero inhóspito sin fin, la playa de basalto donde no sabemos si vamos o si volvemos. La playa de Malpaís, el Paraíso.
Un mal nombre para un lugar tan bello. Una contradicción. Quizá tan contradictorio como el nombre de la propia Costa Rica, que durante siglos fue el rincón más pobre del continente.
Malpaís es el lugar de donde venimos, las tierras secas del noroeste, el mar que estalla, los caminos polvorientos. De allá viene nuestra manera de hablar y hacer estas canciones. Y Malpaís es nuestra idea de la música: el lugar de encuentro más allá de los caminos.