Noticias

9 de Setiembre de 2017

Malpaís cantó la dulce memoria de Fidel

En el Anfiteatro Coca-Cola, del Parque Viva, la agrupación de raíces guanacastecas hipnotizó a los miles de espectadores con lo mejor de su repertorio.

“¿Será que llenamos el Parque ?” se preguntó el bajista de Malpaís, Jaime Gamboa, antes de presentar al telonero de la noche, Max Goldenberg, mientras la gente entraba al inmueble.

La velada arrancó cuando el reloj marcaba las 7:08 p. m. y la lluvia caía a cántaros sobre las láminas del anfiteatro. Hacía frío, hasta que el cantautor guanacasteco Max Goldenberg se encargó de abrigar a la numerosa fanaticada con los compases de su disco Ermitaño.

Esta producción presenta las sensaciones de la pampa guanacasteca a través de sus acordes y, además, contó con la colaboración de sus sobrinos Jaime y Fidel Gamboa. Goldenberg cantó a todo pulmón el tema Pueblo mío, mientras los ocupantes de los primeros asientos se desgalillaban la garganta con el grito guanacasteco.

“Estamos muy contentos de presentar este disco aquí, porque fue lo último que produjo Fidel.Estos arreglos son de él, estamos muy felices de haberlo hecho y tocarlo esta noche”, destacó Jaime, hermano de Fidel. Esta fue la primera vez que se mencionó el nombre del fallecido cantante, quien lideró al conjunto de Malpaís durante la década pasada.

Goldenberg continuó con su repertorio compuesto con temas como Estrellita, Ermitaño y Macrolocuaz.

“Chingo de abridor nos conseguimos, muchas gracias de verdad. Vamos a hacer una canción más”: con estas palabras despidió Jaime a su tío; posteriormente, tomaron un respiro para tomar el escenario.

Más al norte del recuerdo. Al conjunto Malpaís lo hemos escuchado en bares, estadios, plazas públicas o en el asiento trasero de un carro camino a la playa. Ayer, ese grupo del que nos enamoramos hace más de diez años, hizo vibrar con todo su talento a las cientos de personas que llenaron casi en su totalidad el Anfiteatro Coca-Cola.

La primera pieza del repertorio de 27 canciones fue Llanera, del discoUn día lejano . Las traviesas notas del violín de Iván Rodríguez colocaron a la numerosa audiencia de vuelta a los asientos. La gente aplaudía y elogiaba al virtuoso violinista segundos antes de que su hija tomara el micrófono.

Carlos Tapado Vargas y Gilberto Jarquín fueron los encargados de la percusión y la batería, los dos parecían estar en trance cuando arrancó Fin de curso , la segunda pieza de la velada. Lo propio hizo Manuel Obregón en los teclados y David Coto en la guitarra.

La gente enloqueció con la interpretación de Otro lugar , en la que el Iván tuvo que hacer malabares para intercalar el micrófono y el violín. Muy bien cantado por este vocalista designado, quien encontró la vocación de cantante tras la muerte de su compañero Fidel.

Sin lugar a dudas, a este conjunto le queda cuerda y de sobra. Ayer lo demostró el público, cuya voz se fundió con la de Iván en el estribillo: “Sabés bien que yo no sé encontrar dónde tus pies me dejaron el ahora y el después. Si encontrara alguna pista sería genial”. Ya para ese entonces, la gente estaba hipnotizada por este grupo que cantó sobre la magia que engloba un atardecer en la llanura guanacasteca.

“Aunque nos falte la gente o alguien que amamos. Siempre regresa Abril ”, reflexionó Jaime antes de seguir con esta, una de las piezas más añoradas por los seguidores veteranos de la agrupación.

“Esta canción que sigue es la primera que hicimos luego del paso de Fidel a otra dimensión, porque él sigue aquí.”Así introdujo Jaime la canción Regreso , mientras el público gritaba de emoción.

El concierto prosiguió con las interpretaciones de Copias del cusuco , Rosa de un día , Alicia , Montuno y Epitafio.

Obregón realizó un solo en los teclados que dio el preámbulo de Epitafio. Daniela e Iván se lucieron en esta pieza.

Posteriormente, Jaime presentó a los miembros de la banda antes de continuar con Marina. Jaime aprovechó el momento para presentar Retratos , una canción inspirada en los libros de fotografía elaborados por la familia Pucci. Esta recopilación de imágenes muestra la belleza de la flora costarricense tomada desde el aire.

Malpaís prosiguió con su música, que habla de las cimarronas, del cusuco y del perro azul de la nostalgia. La gente bailó al ritmo de Son Inú y Presagio.

La última pieza de la velada fue Malpaís, la cual iliuminó de rojo el anfiteatro como aquella memoria del atardacer muriendo en una costa guanacasteca. Al finalizar la gente pidió más y Jaime y compañía volvieron al escenario para disculparse.

"Nosotros queremos seguir tocando, pero me acaban de indicar que nos pasamos de tiempo", explicó Jaime, mientras loa asistentes le aplaudía al grupo. Así terminaron tres horas continúas de pura música, ayer Malpaís fue un derroche de corazón y talento.

El corazón de Fidel dejó de latir hace seis años; sin embargo su espíritu sigue presente en las letras y acordes de sus compañeros, quienes ayer demostraron que el anfiteatro de la Guácima se puede llenar con solo música nacional.

Tomado de: Nacion.com

Archivo

2017 | 2016 | 2015 | 2014
2013 | 2012 | 2011 | 2010
2009 | 2008 | 2007 | 2006
2005