Historia:
De 1999 hasta el 2005

No tenemos una fecha exacta para el nacimiento de Malpaís. Comenzamos a formarlo y componer las canciones allá por el año 1999 y es probable que los primeros ensayos los tuviéramos a inicios del 2000.

Comenzamos con seis integrantes, pero no éramos los mismos de ahora. La formación inicial la propuso Iván Rodríguez, y era esta:

Fidel Gamboa: Voz y guitarra acústica
Iván Rodríguez: Violín y coros
Jaime Gamboa: Bajo y coros
Carlos "Tapao" Vargas: Percusión
• Pato Barraza: Voz y guitarra eléctrica
• Bernardo Quesada: Voz y teclados

Con esos integrantes comenzamos un trabajo de taller, en el que cada uno proponía piezas, con un arreglo muy básico, y todos íbamos poniendo un poco de cada uno hasta lograr un sonido que nos pareciera bueno.

Ese primer Malpaís era imposible: no había manera de que ensayáramos todos juntos. A los problemas de tiempo de Fidel y de Iván, se sumaban las carreras de solistas de Pato (como líder de Inconsciente Colectivo) y Bernardo (que en ese entonces producía su disco Cuervo Blanco). Fue así como después de casi un año de trabajo, que incluyó la grabación de varias maquetas de algunas canciones ("Abril" cantada por Bernardo, y "Otro lugar" cantada por Pato, entre otras), tuvimos que aceptar que ese grupo original nunca iba a funcionar. Fue muy duro perder a Pato y a Bernardo, pero esa pérdida nos obligó a iniciar la búsqueda de un tecladista.

Por esos tiempos, Fidel y Jaime formaban parte de un grupo de Jazz llamado el "Cuarteto Esporádico", en el que tocaban junto a Kin Rivera y Manuel Obregón. Durante una gira a El Salvador, se le planteó a Manuel la posibilidad de sumarse al proyecto, que en ese entonces ni siquiera tenía nombre. Era noviembre del año 2000.

Con el ingreso de una figura de la talla de Manuel Obregón, y con unas 16 maquetas grabadas, nos dispusimos a encontrarle un nombre al "Proyecto", con el fin de grabar un primer disco. En ese entonces pensábamos ser un grupo de grabación, que se reuniera una o dos veces al año para tocar las nuevas canciones que fuéramos produciendo. Sin embargo, Iván y Jaime insistieron en que hiciéramos algunos conciertos antes de lanzar el disco, solo para probar a ver qué canciones funcionaban mejor con el público.

En la lista para escoger nombre había ocurrencias tan distintas como "Inquilinos", "Abril" o "Derecho de respuesta". Nada nos gustaba a todos. Finalmente a Fidel se le ocurrió tomar un mapa de Guanacaste y levantar una lista con todos los nombre de lugares que se encontrara. Allí, entre "Paso Tempisque" y "Nambí", brilló el nombre de Malpaís.

De Malpaís nos gustaron varias cosas. La primera es que podía ser interpretado de muchas formas: era un nombre local para la gente de la Península de Nicoya, pero era enigmático para los que no eran de allá. Además, contenía una contradicción que valía la pena, pues Malpaís es una playa muy linda, aunque su nombre diga lo contrario. Pensamos que, de algún modo lo mismo podía ser dicho de nuestro pequeño país, al que bautizaron Costa Rica, aunque en su suelo los desalentados españoles encontraron solo unas pobres pepitas de oro. Cuando nos bautizaron éramos precisamente lo contrario de una costa "rica".

En fin, ya con un nombre escogido, hicimos nuestro primer concierto, que fue en el Jazz Café en agosto del 2001. Después de ese concierto inicial, al que llegó mucha gente, hicimos dos o tres más, siempre en el Jazz Café que desde entonces es como nuestra casa. Esos primeros conciertos no fueron siempre muy exitosos. No sabíamos cómo acomodar las piezas, los programas nos quedaban aburridos, tocábamos pieza tras pieza sin decir una palabra y sin explicar nada. Éramos un desastre.

Comenzando el 2002 decidimos que los conciertos definitivamente no eran nuestro terreno y nos concentramos en la grabación. En setiembre de ese año teníamos el disco mezclado en nuestras manos y estábamos decididos a producirlo por nuestra cuenta. Para fortuna nuestra Arnoldo Castillo, quien entonces era Gerente de Sony Music, escuchó el material, le gustó y nos propuso lanzarlo por todo lo alto. Y así fue. En enero del 2003, con el Jazz Café a reventar lanzamos por fin nuestro UNO.

Con el disco en la calle, el rumbo del "proyecto" Malpaís comenzó a cambiar. Para sorpresa nuestra la gente comenzó a escribirnos todas las semanas. En el primer concierto que hicimos después del lanzamiento comenzamos a escuchar murmullos entre el público mientras tocábamos algunos temas. En marzo ese murmullo ya se había convertido en la voz principal: la gente estaba cantando.

Pero lo que quizá nos asombró más en ese momento fue ver que a los conciertos comenzaba a llegar cada vez más un público joven. Siempre habíamos creído que lo que estábamos haciendo podía gustarle principalmente a gente mayor de 25, dado que nosotros estábamos todos por encima de los 30. Pero no fue así. Por alguna razón que no entendíamos, la gente de la U, e incluso muchos adolescentes, nos sorprendieron llenando los conciertos que hicimos en los meses siguientes.

Quizá el momento más sorprendente de esa etapa fue cuando el Ministerio de Cultura organizó la Toma de la Aduana. Allí nos tocó actuar después de Mekatelyu, ¡¡frente a un público adolescente!! Nosotros creímos que nos iban a matar, o a lo sumo que se iban a aburrir como ostras. Pero pasó exactamente lo contrario. Fue después de ese concierto que Iván tuvo la idea de que probáramos haciendo una "toma de la aduana" nosotros solos.

Pero aquí hay que hacer un paréntesis para contarles que en julio del 2003 se había sumado a nuestras filas un nuevo integrante: el baterista Gilberto Jarquín. En un inicio la idea era contar con un baterista suplente que ocupara el lugar de Tapao cuando este tuviera concierto con Éditus. Pero después de varios ensayos con los dos juntos, nos dimos cuenta de que habíamos descubierto un sonido que nos gustaba mucho más que el anterior. La entrada de Gilberto vino a darle una fuerza a la sección rítmica que compensaba perfectamente la falta de otros instrumentos presentes en las grabaciones. Gilberto fue un hallazgo.

Con esa formación, nuevamente de seis músicos, como fue al inicio, llegamos al concierto que marcó el punto de giro en las expectativas de Malpaís: la primera toma de la aduana, en noviembre del 2003. La aduana fue un punto de giro por varias razones. La primera es que encontramos a alguien tan loco como nosotros, capaz de ponerse a organizar conciertos de verdad, sin fijarse en cuánto va a ganar sino solo por el placer y el orgullo de hacer cosas nuevas. Ese loco se llama Francis Villalobos, dueño de la empresa Luzart y excelente diseñador de luces. Con Francis no solo pudimos hacer los dos conciertos en la Aduana, sino también el Palacio de los Deportes y decenas de otros conciertos, sabiendo que contamos con los mejores equipos de sonido y de luces disponibles en Costa Rica.

La segunda razón para la importancia del primer concierto en la Aduana es que nosotros hicimos todo pensando en que, a lo sumo, podíamos esperar unas 500 personas. Después del llenazo de ese concierto vimos que teníamos retos grandísimos por delante. Nos dimos cuenta de que de ahí en adelante teníamos que pensar en grande. Pero no solo en grande por el tamaño de los conciertos, sino principalmente por la calidad de los espectáculos. Toda esa pasión de tanta gente merecía que nos enfocáramos en hacer cada vez cosas mejores.

Con ese panorama, el 2004 fue un año lleno de grandes cosas. Hicimos un segundo concierto en la Aduana, al que llegaron más de 3000 personas. Pasamos varios meses grabando y mezclando nuestro segundo disco "Historias de Nadie", en el que incluimos piezas del primer material, compuestas hacía casi cinco años, junto con varias compuestas ese mismo año. El reto principal fue lograr que este segundo disco capturara el sonido del grupo desde el ingreso de Gilberto.

Aquí vale la pena hacer un nuevo paréntesis para decirles que este segundo disco ya no lo hicimos con Sony, sino con nuestra nueva disquera: Papaya Music. La verdad es que nuestra relación con Sony duró muy poco, debido a que Arnoldo Castillo dejó la gerencia a los pocos meses del lanzamiento de UNO. Después de eso Sony ya no mostró interés en promovernos y los discos quedaron echando telarañas en sus bodegas. Papaya Music, con una auténtica visión de apoyo a la música nacional, le compró a Sony todo lo que tenía allí guardado y lo distribuyó con ganas, convirtiendo a UNO en Disco de Oro (más de 10.000 copias vendidas). Para nosotros además ha sido y es un gran orgullo formar parte de la primera disquera nacional con una verdadera vocación por el rescate y la promoción de lo nuestro, y con un sincero espíritu centroamericano, como lo probó el reciente PAPAYAFEST.

Pero quizá el momento más emotivo del 2004 fue el concierto centroamericano organizado en el marco del FIA a finales de noviembre. Fue un día inolvidable no solo porque Iván y Jaime estaban concluyendo la producción de ese gran Festival en la Estación al Pacífico, con el pitazo de los trenes como música de fondo, sino porque pudimos compartir el concierto más grande del año con amigos muy entrañables, como Adrián Goizueta, Luis Enrique Mejía, Ramón Mejía ("Perrozompopo") y Guillermo Anderson.

Así llegamos al 2005. En febrero hicimos nuestra primera gira por Guanacaste, incluyendo un emotivo concierto en Malpaís. Fue muy conmovedor ver a familias enteras que se movieron desde San José, Naranjo y otros lados para acompañarnos y cantar con nosotros en la tierra que nos ha prestado su nombre y sus imágenes.

En mayo del 2005 hicimos nuestro concierto más importante hasta la fecha, en el Palacio de los Deportes, a beneficio del Festival Nacional de las Artes en Heredia. Ese concierto probó que un grupo nacional sí podía organizar conciertos en escenarios que hasta entonces habían estado reservados a shows internacionales, y que se podía hacer con una calidad que no envidiara en nada a lo que viene de fuera.

En el 2005 también tuvimos nuestra primera salida internacional, a México, y establecimos contactos para seguir saliendo en lo sucesivo, aunque sentimos que nuestra prioridad siempre va a ser el contacto con nuestra gente, la gente que nos ha hecho felices todo este tiempo, desde aquél primer murmullo en el Jazz Café, hasta el coro de miles de voces en el Palacio de los Deportes.

Seguí leyendo la historia: Del 2005 hasta el 2007.