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13 de Abril de 2013

Malpaís se llevó a casa el cariño de miles de ticos que le piden volver

Faltó tiempo y abundó cariño, aplausos y gritos de los miles de fans que recibieron con entusiasmo a la agrupación Malpaís, en su reencuentro.

Por Fidel Gamboa estaban ahí, así lo dijo su hermano Jaime. También por los fans que llegaron en buena parte a verlos, ticos que, sencillamente, nunca perdieron la esperaza de escucharlos otra vez.

Ronny Mora era uno de esos apasionados del grupo, quien estaba en el Estadio Ricardo Saprissa con la esperanza de que sigan creando su música.

Este vecino de Grecia desempolvó una vieja camiseta de Malpaís y no paró de tomar fotos con su celular y cantar junto a los músicos.

Iván Rodríguez tuvo la responsabilidad de ser el primero en cantar; en medio del frío, le puso voz a Es tan tarde ya. El público no olvidó ni una estrofa, cantó fuerte, desafinado, pero feliz de escucharlos nuevamente en vivo.

Los acordes de Canela y miel se mezclaron con el olor a pollo frito, que seducía a los más hambrientos. ¡Cómo disfrutaba la gente este regreso! Los ojos brillaban... Era fácil ver a las personas entusiasmadas; era imposible que ocultaran su alegría.

El grupo, con más de una década, sigue despertando pasiones en su público. Un muchacho del sector preferencial, sin pena alguna, aseguró: “Manuel nada que ver como ministro, pero qué buen músico”.

¡Qué no paren! La gente estaba conectada con ellos, hubo química desde el primer instante. Daniela Rodríguez pasó la prueba de fuego; su voz estaba a la altura de la expectativa, en este retorno.

Llegó ‘Abril’. La mejor muestra de cuánto se les quiere y se les extrañaba fue escuchar a miles, a una sola voz, interpretar junto a ellos cada canción. Pero con temas como Abril la conexión fue más intensa, más visceral, más auténtica.

También tuvieron tiempo para Zapateao, una composición instrumental, donde los Malpaís demostraron que también saben improvisar. Iván Rodríguez no desaprovechó esta parte del concierto para sacarle chispas a su violín.

Las palabras de los integrantes fueron justas las necesarias. Jaime Gamboa Goldenberg fue quien interactuó con los presentes; era notorio en él las muchas emociones encontradas: el no ver a su lado a su hermano, pero sentir, al mismo tiempo, el cariño de la gente como el de su madre, quien también asistió al concierto.

Epitafio mantuvo alto el entusiasmo de las personas; muchos siguieron de principio a fin cada verso. También sirvió para que los que tuvieron la oportunidad de estar en el estadio descubrieran estas nuevas versiones de temas ya conocidos. Era canciones con más partes instrumentales, en buena parte para sustituir fragmentos donde usualmente estaba la voz de Fidel; pero a nadie le molestaba, era una audiencia feliz de escucharlos.

Sus 30 minutos pasaron rápido. A las 8:55 p. m., una larga introducción instrumental puso a muchos a adivinar cuál era este último tema. Unos dijeron “¡Presagio!”, pero ellos tenían otra pieza programada.

Todo se aclaró cuando ese sabor guanacasteco de Hila y reta llenó el Saprissa. Un tema de la Pampa quedó en manos de un pampero; por eso, fue el bajista Gamboa quien cantó, junto con el público: “No conozco Guanacaste con rótulos en inglés”.

Respeto, admiración, corazones felices, así quedó el público que, de pie, acompañó a Malpaís en un último tema.

Presagio recordó a muchos conciertos multitudinarios, inolvidables en la Antigua Aduana, en la Estación del Ferrocarril al Pacífico y en el Palacio de los Deportes. Se fueron con tantos aplausos en el corazón, que quedarán en el recuerdo por mucho tiempo.

Malpaís regresó por una noche gracias a Silvio Rodríguez, ahora era cuestión de preguntarse: ¿Continuarán?

Tomado de www.nacion.com


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